La iluminación es un factor clave a la hora de diseñar un espacio educativo. Puede impactar significativamente en el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes. Te contamos las consideraciones a tener en cuenta para realizar un buen proyecto de iluminación en aulas.
Aunque en muchas ocasiones se subestime, es una de las cuestiones a tener más en cuenta a la hora de planificar y diseñar unas aulas. Una iluminación adecuada no solo mejora la capacidad de los estudiantes para concentrarse y procesar la información, sino que también influye en su bienestar emocional y físico.
Exploraremos la importancia de la iluminación, analizando cómo garantizar el confort visual, mejorar el estado anímico y aumentar el rendimiento dentro de la comunidad educativa.
– Mejora del rendimiento académico: Numerosos estudios demuestran que se consigue aumentar la velocidad y la precisión en el procesamiento de información.
– Aumento de la concentración: La luz, cuando es la adecuada, ayuda a los alumnos a mantenerse alerta y estar enfocados. Se reduce la tensión y la fatiga ocular, lo que hace que aumente su capacidad para concentrarse y puedan trabajar por periodos de tiempo más largos.
– Mejora del bienestar emocional: Se garantiza un impacto positivo en el bienestar emocional de los alumnos. La luz natural mejora el estado de ánimo en contraposición a la iluminación artificial, que aumenta el cansancio, la irritabilidad y genera problemas de sueño.
– Aumento de la seguridad: La iluminación cuando es insuficiente e inadecuada puede aumentar el riesgo de caídas y tropiezos, así como la dificultad para leer carteles de seguridad y señalizaciones de emergencia.
Al planificar la iluminación de un espacio, es importante asegurarse de que la cantidad y la calidad de la luz sean las adecuadas para el espacio y las actividades que allí se lleven a cabo. Es importante destacar que un exceso de luz también puede ser perjudicial, causando deslumbramiento y fatiga visual. Por ello, es esencial equilibrar la iluminación que utilizamos.
Aunque la parte humana es una de las principales razones para apostar por una iluminación adecuada, a ello también se le unen razones medioambientales y de ahorro energético. Es fundamental adecuar el diseño a los criterios de eficiencia, confort visual y optimización de recursos.
Esto se consigue utilizando sistemas de iluminación más novedosos que reducen el consumo y garantizan la calidad lumínica. Un ejemplo es la iluminación LED. Con una eficiencia mayor, su consumo mínimo y su larga duración unidos a la disminución radical de parpadeos, le han hecho ganar terreno con respecto a las lámparas incandescentes.
En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE DB HE) establece los requisitos de iluminación en los espacios. Este documento, junto con la norma UNE 12464.1 nos aportan los datos necesarios a tener en cuenta para cualquier diseño de iluminación.
En dicho documento se establece que, en las aulas, la iluminación artificial debe tener una intensidad mínima de 300 lux en el plano de trabajo y de al menos 200 lux en el plano general del aula.
Siempre se debe tener en cuenta el tipo de actividad que se va a realizar el aula y la edad de los estudiantes.
También se recogen requisitos más específicos que nos hablan de la necesidad de iluminar de manera puntual las superficies de pizarra, para permitir una buena visibilidad: la luminaria deberá ser regulable y así evitar deslumbramientos. Se establece que la intensidad debe ser de al menos 500 lux.
Dicho esto, en la normativa también se refleja la importancia de la iluminación natural. Lo ideal es siempre priorizar y maximizar esta forma de iluminar el aula, minimizando los obstáculos que puedan dificultar su entrada en los espacios.
Dicho esto, en la normativa también se refleja la importancia de la iluminación natural. Lo ideal es siempre priorizar y maximizar esta forma de iluminar el aula, minimizando los obstáculos que puedan dificultar su entrada en los espacios.
La distribución de la iluminación debe ser uniforme para evitar deslumbramientos, sombras y contrastes excesivos. Esto implica tomar en cuenta la entrada de luz natural al espacio.
Para conseguir que el espacio sea lo más flexible posible, el CTE recomienda la posibilidad de regular la iluminación. Es decir, utilizar sensores de presencia y luminosidad, para regular la intensidad en función de la ocupación y la cantidad de luz natural que entra en el espacio. Siempre en relación con distancia de las luminarias a las ventanas y la orientación del aula.
Además, se establece que esta regulación debe ser progresiva, para que no haya cambios bruscos que puedan ser contraproducentes. La iluminación dimable permite ajustar la intensidad de la luz en función de las necesidades de cada actividad. Lo que permite ahorrar energía y aumentar la comodidad de los usuarios.
Aunque se establezcan unos requisitos mínimos, debemos tener en cuenta que una buena iluminación va más allá del cumplimiento de la normativa. Debe ser cómoda y adecuada para las actividades que se darán en el espacio, considerando factores como el color y la distribución.
Como ya hablamos en nuestro blog sobre claves para el diseño de entornos de aprendizaje, la forma en la que se concibe el aprendizaje hoy en día se aleja cada vez más del modelo tradicional. El foco se sitúa en diseñar espacios que respeten la diversidad e incentiven las habilidades. En este sentido, la iluminación como herramienta estratégica puede ser muy útil para apoyar la flexibilidad de un aula.
Mediante la zonificación de la iluminación se puede dividir el aula en diferentes ambientes. Por ejemplo, se puede aplicar una iluminación más intensa y enfocada en la zona de pizarra, mientras que en las zonas de trabajo en grupo se recomienda una iluminación más homogénea. O incluso diferenciar zonas de concentración/reflexión o lectura respecto de las de trabajo por la intensidad de la iluminación.
Además, la iluminación dinámica nos permite utilizar tonalidades (temperatura de color) diferentes que pueden simular la luz natural a lo largo de las horas del día. El sentido es la búsqueda de la salud atendiendo al papel de la luz en nuestro ciclo circadiano.
En definitiva, todas estas herramientas se pueden utilizar para crear pequeños rincones dentro de un mismo espacio, donde fomentar la interacción del alumno con su entorno. El objetivo es propiciar personas más autosuficientes, creándose un espacio que estimula el aprendizaje. Puedes leer más sobre el diseño estratégico de espacios educativos en nuestro blog (Claves para el diseño de entornos de aprendizaje).
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