El diseño interior para capilla del colegio San José juega con la luz, la presencia de los materiales y colores neutros, la vegetación y el símbolo por antonomasia del cristianismo: la cruz latina. Un espacio ampliable en función de las necesidades.
LOCALIZACIÓN | Málaga
SUPERFICIE | 380 m²
CATEGORÍA | diseño interior, diseño de interiores, interiorismo, branding espacial, implantación de marca al espacio, interiorismo corporativo, diseño de espacios especializados, arquitectura, arquitectura interior, diseño de espacios, diseño de capilla, espacio para la oración, interiorismo capilla, diseño de espacios religiosos
En el proceso de diseño de la capilla del colegio San José en Málaga, se busca la convivencia entre la vegetación, la madera y la iluminación, concebidas para crear un altar que integra una gran cruz latina.
Se apuesta por reformar el espacio de mayor dimensión de sus instalaciones, un espacio que albergaba una biblioteca y un salón de actos desproporcionado para la afluencia y la actividad que demandaba.
La propuesta de distribución incluye el uso capilla y juega con la flexibilidad que ofrece el tabique móvil para añadir más o menos espacio a la capilla propiamente dicha o al salón de actos anexo, que también podrá funcionar como espacio polivalente.
De esta forma se genera un espacio divisible, flexible y ampliable, con la posibilidad de responder a las diferentes necesidades del colegio en cada evento.
Además, se proyecta un espacio distribuidor en la entrada, para que capilla y salón de actos puedan utilizarse de forma independiente, con accesos diferenciados.
Un diseño de capilla que busca la sencillez y la calidez. Como principal objetivo, llegar a generar un ambiente austero, huyendo de emplear demasiados elementos. Evitar distracciones y ofrecer un ambiente propenso a la introspección y la reflexión de los usuarios, fue nuestro concepto guía para diseñar este espacio dedicado a la oración.
Basamos el diseño en un contenedor neutro, otorgando todo el protagonismo al símbolo de cruz cristiana, enmarcada por la luz. La iluminación indirecta juega un papel fundamental, llegando a ser coprotagonista junto con la referencia a la cruz.
La presencia de la vegetación también juega un papel fundamental en ese afán de conectar con la naturaleza y el mundo exterior. Esta se hace notar por dos vertientes.
La primera, haciendo una apertura en el fondo que da lugar a las cuatro ventanas únicamente interrumpidas por la cruz. Estas dejan ver la vegetación natural exterior del colegio.
La segunda, por los jardines verticales artificiales instalados en los laterales del altar.
El frente del altar se encuentra descompuesto en tres planos simétricos a cada lado. Esta descomposición se encarga de dar profundidad y generar los espacios anexos de apoyo al sacerdote: el almacén y la sacristía.
Además, la forma en la que están dispuestos los planos generan un espacio que «acoge» y «abraza».
El carácter austero que ofrece la madera natural, además del ambiente cálido que genera, se alinea con esos valores cristianos de acogimiento y cercanía.
Se presta especial atención a los detalles en los encuentros. Con la atención puesta en cómo resolver la convivencia entre la madera, la vegetación y la iluminación, surge el altar que a la vez es una cruz cristiana. Porque ya lo dijo Mies van der Rohe, parafraseando a Gustave Flaubert, para hablar del cuidado por la escala humana y los acabados:
Dios está en los detalles
Gustave Flaubert
En definitiva, un espacio que habla de la calidez, la sencillez y el acogimiento que, a nuestro criterio, debe aportar un espacio para la oración.
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